Descripción
Durante las primeras décadas del siglo XXI, las economías nacionales, sin excepción de países y latitudes, han orientado sus miradas y esfuerzos hacia el fortalecimiento de los sectores generadores de riquezas, siendo la industria turística, una de las que más ventajas ofrece, por consistir en la exposición y promoción de los espacios con atractivos de índoles histórico, naturales, culturales, entre otros, que todas las naciones poseen como activos para ofrecer a los potenciales beneficiarios y demandantes de estos servicios.
El desarrollo de esta actividad, no se limita sólo a la inversión financiera realizada para el desarrollo de grandes infraestructuras, destinadas al uso y disfrute de los usuarios sino, de suyo, entraña otras dimensiones, las cuales transitan desde lo cultural hasta lo espiritual e intangible, como substrato animador de la prestación del servicio. Son aspectos residentes en el sujeto, en la persona o personas manteniendo contacto, directo o indirecto con los turistas y a través de sus gestiones, fomentan la fidelización y la satisfacción, asegurando el éxito y proyección de esta actividad económica en los contextos en los cuales se desarrolla.
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